El Real Madrid llegaba al Mundial de Clubes con las bajas de James y Luka Modric y con la firme intención de salir campeón debido a que los rivales, como suele pasar en estos torneos con el equipo europeo, son netamente inferiores sobre el papel.
Pues bien, las intenciones no han cambiado pero el parte de lesiones sí. Y es que James Rodríguez ya se ejercita con normalidad con el grupo y tiene la firme intención de ser de la partida en la final del sábado. Y si está listo, jugará.
Parece evidente que, siendo el jugador con más minutos de la plantilla esta temporada, el colombiano será titular si completa con normalidad las sesiones de entrenamiento que restan hasta jugar la final. El ‘10’ madridista entraría en lugar de un Illarramendi que no estuvo excesivamente acertado en las semifinales frente a Cruz Azul y cambiaría ligeramente la vocación del equipo. Pasaría de ser un once ofensivo a ser un once ultraofensivo.
Con la entrada de James Rodríguez el centro del campo estaría formado por Toni Kroos como mediocentro puro y por Isco y James como interiores, como se probó en Éibar por primera vez. Esto obliga al malagueño y al colombiano a hacer un trabajo extra en tareas defensivas al que ya se van acostumbrando y, sobre todo, obliga al Real Madrid a tener el balón. Viendo lo poco que lo quería San Lorenzo en la otra semifinal, da la sensación de que eso no será un problema. Por esto, si los argentinos no pretenden ser los protagonistas en las retransmisiones de fútbol en directo del partido, el Madrid se encontrará encantado en ese papel. Y eso es muy peligroso.
Darle el balón a jugadores como Kroos, Benzema, Isco o James para que generen fútbol y puedan habilitar a balas como Cristiano Ronaldo, Gareth Bale o las subidas de Carvajal y Marcelo parece arriesgado pero San Lorenzo no parece tener la capacidad para hilvanar otro plan. Por esto, viendo el ADN del rival y las características del propio Real Madrid, la vuelta de James se antoja importante, muy importante.
Porque el colombiano se ha ganado a la afición, al técnico y a los compañeros cuajando grandes actuaciones. Brillante en la asociación, excelso en el último pase ya sea buscando el espacio o buscando el centro con el guante que tiene por pierna izquierda y preciso en el remate, la pareja James-Isco por delante de Kroos nos va a asegurar espectáculo en Marruecos de cara a la final. Puede ser una auténtica delicia.
En definitiva, el Madrid va en busca de la gloria con todo lo que tiene. Ancelotti tiene claro lo que quiere del equipo y es por eso que pretende cerrar el año de partidos confirmando la evolución que le ha otorgado al equipo en apenas año y medio. Ahora el Real Madrid es una máquina, como bien observó Capello. Capaz de ser protagonista en los partidos y de ser infalible al contragolpe. Cualquier medida es buena para los blancos, en todos los escenarios se desenvuelven a la perfección. El Real Madrid quiere el Mundialito.
Guillermo Fernández
