Las medusas están a la baja en el Mar Menor. Los científicos del Instituto Español de Oceanografía adelantan que este verano se repetirá la escasa presencia de los celentéreos en la laguna, como ya ocurrió el pasado año. La turbidez del agua impide realizar un censo más preciso de la población de medusas, cuya presencia descendió coincidiendo con la eutrofización (acumulación de nutrientes que agota el oxígeno y reduce la luz) de las aguas hace dos años.
Lejos queda la plaga de medusas que dio lugar a la extracción masiva para evitar molestias a los bañistas. A estas alturas de la primavera, ya debería haber más ejemplares de Aurelia aurita, la especie autóctona del Mar Menor y que aparece entre diciembre y junio, aunque el IEO solo ha localizado unos escasos ejemplares. Conocida como medusa luna por su copa transparente con tonalidades rosas o azules. Su estructura de paraguas cuenta con unos tentáculos y filamentos largos que capturan el zooplancton que les sirve de alimento. Nadan en contracciones regulares y se pueden acercar bastante a la costa. Se desplazan sin destino fijo, arrastradas por las corrientes.
Los expertos han recordado en los últimos años la acción beneficiosa de las medusas sobre la transparencia del agua, por su efecto de filtro. Precisamente cuando la laguna necesitaba del 'trabajo' de depuración de los celentéreos, estos reducen su presencia en la laguna.
Sobre la Cotylorhiza tuberculata, conocida por 'huevo frito', cuenta con células urticantes y piede llegar a medir unos 40 centímetros. Cuenta con una aurelola redonda y aplanada de color crema con el área central abultada. La boca se encuentra en la cara inferior de la umbrela. Está rodeade de un anillo circular de pequeños tentáculos morados. Es la menos peligrosa de sus congéneres, ya que el contacto con la piel genera algo de ardor e irritación pasajeros.
La Rhizotoma pulmo, o agua mala como la conocen los pescadores, cuenta con un cuerpo gelatinoso blanco con unos brazos bucales que se comunican con la cavidad gástrica. El IEO asegura que entre mayo y junio deberían aparecer las larvas de estas especies, aunque su escasa presencia el año pasado hace pensar que continuarán en tendencia descendente.
En el Mediterráneo, los científicos explican que la Pelagia noctiluca pica bastante y hace una herida o llaga. Como casi todas las especies, hay veranos en que se presenta más numerosa en las costas. La especie ya ha dado problemas en Denia (Alicante) y en estas fechas suelen aparecer algunas en la costa murciana. Al inicio del verano se concentran más en el golfo de León y se desplazan hacia el sur, por lo que primero se avista por la costa catalana.
La más temida es la Carabela portuguesa, cuya presencia por el litoral mediterráneo se ha adelantado debido a los temporales en el Estrecho, que las han empujado hacia adentro. La dirección de las corrientes marca su trayectoria. En los últimos días, han tenido que ozar la bandera roja en las playas de El Campello y Torrevieja tras el avistamiento y recogida de varios ejemplares de este hodrozoo sifonóforo, parecido a una medusa cuyas picaduras resultan mucho más peligrosas y dolorosas, ya que causan fiebre, mareos, vómitos y malestar y en algunos casos pueden llegar a ser mortales.
El pasado abril, las autoridades ya prohibieron el baño en parte del litoral alicantino y en los últimos días la alerta se ha extendido al sur de la provincia de Alicante hasta Torrevieja. La Carabela se distingue por su flotador rosado y sus tonos azulados que sobresalen de la superficie. Cualquier contacto con sus largos tentáculos, que pueden llegar a medir 50 metros, puede resultar peligrosos incluso si se encuentra en la arena por su elevada toxicidad. Se alimenta de peces y plancton. Ante una eventual picadura, conviene acudir al puesto de socorro y nunca lavarse con agua dulce. Los restos de la medusa adheridos a la piel deben extraerse con pinzas y se aconseja acudir a un centro sanitario.
Los expertos creen que las carabelas desaparecerán del litroal cuando cambie la dirección del viento y este las empuje mar adentro. En las costas alicantinas, ya realizan batidas con motos acuáticas por la costa para detectar y retirar nuevos ejemplares con el fin de evitar su llegada a las playas.
FOTO: Un ejemplar de Aurelia aurita en el Mar Menor, en una imagen captada por Isabel Rubio, que muestra sus imágenes en el blog marmenormarmayor.
