INMACULADA BARRANCO. El mundo sigue en pie, con o sin profecías aquí pasa de todo, incluso lo que hace veinte años nos parecía algo futurista ya lo tenemos aquí.
La vida pasa y de alguna manera nos va cambiando. Y ese cambio no es solo cuando nos vemos en la foto del carnet de identidad, al menos yo ahí sí que me veo como una extraña, lo vemos también cuando nos miramos frente a un espejo o reflexionamos. El caso es que el tiempo pasa y ahora que estrenamos el 2020 ya han pasado veinte años desde que estrenamos siglo. Me viene a la mente la melodía nostálgica de la canción de Gardel: Volver. “Sentir que es un soplo la vida. Que veinte años no es nada...”.
Recuerdo que a finales de 1999 nos llegaban postales de Navidad con purpurina y olor a vainilla y que, después de leerlas, las colgábamos del árbol; algunas, incluso, llevaban música. Aunque no lo crean, esas cartas iban escritas con una obsoleta aplicación analógica: la mano.
En casa leíamos todas esas cartas como si de un mensaje mágico se tratara y mientras una abría el sobre, las demás decíamos: ¿Qué pone, qué pone? En realidad, en todas aparecía la misma frase y aunque lo suponíamos nos hacía mucha ilusión leerlo: ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!
Ahora, 20 años después, en el Whatssap, comienzo a recibir felicitaciones de Navidad junto con las de Halloween. Las hay de todo tipo: nostálgicas, bromas, religiosas, etc., y aunque es un gusto recibirlas no tienen el mismo sabor que cuando se recibe un sobre con una carta impregnada depurpurina, olor a vainilla y manuscrita dentro.
De la Nochevieja de 1999 hasta ahora hemos vivido y cambiado mucho. Fíjense si ha cambiado el mundo, que si por entonces,uno de los símbolos de éxito personal era ser príncipe o dentista, ahora, una de las máximas aspiraciones es ser yutubero o influencer.Todo un avance social.
“El año 1999... / Desde el cielo vendrá el gran rey de terror”.
Nostradamus
Recuerdo que, por entonces, en el año 2000, sonaba el Sobreviviré de Mónica Naranjo, los niños jugaban con el Tamagotchi y los mayores leíamos en formato papel; desplegábamos mapas en el coche que ocupaban todo el habitáculo y señalábamos con el dedo la ruta que íbamos a seguir. Usábamos casetes, CD’s para escuchar música e íbamos al videoclub a recoger películas en DVD que veíamos en los reproductores.
En la Nochevieja de 1999 atrincherado en el búnker del palacio de La Moncloa, Francisco Álvarez Cascos, por entonces vicepresidente del gobierno de Aznar, celebraba la entrada del año a la espera del efecto 2000: un fallo tecnológico mundial que colapsaría la economía, los sectores energéticos y de telecomunicaciones, los transportes, la sanidad, emergencias, las centrales nucleares…; se esperaban saqueos, el descuelgue de ascensores y revueltas en el mundo entero y todo ello porque los programadores informáticos, en los softwares, para ahorrar memoria, configuraron las fechas para que funcionasen durante los años que comenzaran con 19. No tuvieron previsto el 20.
El resto de ibéricas e ibéricos ya nos habíamos gastado una pasta en nuestros equipos informáticos para prevenir el error del milenio y en ese momento, frente al televisor, nuestra única preocupación era no atragantarnos con las uvas mientras Carmen Maura y Ramón García, en La Primera, nos abrían el 2000 desde de la Puerta del Sol y esperábamos las profecías del fin del mundo: el Armagedón, al anticristo y al Papa negro. En nuestras mentes repicaba la voz de Nostradamus: “El año 1999... / Desde el cielo vendrá el gran rey de terror”. Y por si fuera poco hasta le veíamos las orejas al Euro.
Qué noche apocalíptica aquella, aún recuerdo cómo desafinaba Enrique Iglesias la canción ‘Rihythime divine’ en el programa ‘Con la Primera al 2000’.
Por entonces ya tenía mi primer teléfono móvil: el ‘zapatófono’. Recibía, sobre todo, llamadas perdidas: ‘toques’ que básicamente quería decir “te recuerdo” o “llámame”. Era también la manera en la que mi hija avisaba para que la llamase y así ahorrarse el coste de la llamada. Aunque lo mejor eran los mensajes SMS, todo un alfabeto abreviado sin vocales, haches y tildes que nunca llegué a entender y mucho menos dominar. Mi hermana me llamaba para preguntarme qué puñetas le había escrito. Y si no recuerdo mal, ya chateabamos con torpeza en Hotmail. Nada que ver con hoy día que al wasapear parecemos estenotipistas del Congreso.
Recuerdo que por entonces en Santiago de la Ribera íbamos a desayunar a ‘Aromas de café y té’, una cafetería regentada por Mercedes y sus hermanas.
Era un local acogedor en el que pasábamos muy buenos ratos y en el que siempre coincidías con alguien conocido a quien te alegrabas de ver. Se las echa de menos.
El pueblo cambió mucho en esos primeros diez años: construcción del nuevo edificio del Ayuntamiento y remodelación de la plaza y fachada de la iglesia, apertura del Conservatorio y Escuela de Música, la Escuela Oficial de Idiomas, biblioteca nueva con aulas de estudio, Facultad de Ciencias del Deporte, Hospital General Universitario Los Arcos del Mar Menor, centros cívicos en las pedanías, rotondas, el paseo marítimo de la Ribera, el centro comercial Dos Mares, consultorio médico y el Espacio Solidario en la antigua Escuela Hogar en el que se podían realizar multitud de actividades a través del Banco del Tiempo. Que por cierto, quedó finalista con tres proyectos presentados en 2006 al concurso de la ONU de Un-Habitat en Dubai.
Recuerdo el día de la inauguración del Espacio Solidario y la cantidad de actividades simultáneas que se realizaron con la participación de un sinfín de asociaciones y colectivos. Fuimos muchas las personas y asociaciones que colaboramos en su restauración y puesta en marcha: AIDEMAR, hogares de mayores, Proyecto Hombre, el Conservatorio, etc. Había una sala con un piano, otra con un espejo inmenso para las actividades de teatro, danza y gimnasia, un taller de costura, la estructura para una radio y sala de grabaciones, taller de artes plásticas, hotel de asociaciones, despachos para el CAVI, aulas para diversas actividades…, en fin, un espacio que pretendía ofrecer un espacio de colaboración y participación ciudadana y que los políticos que llegaron después no entendieron, gran parte de los espacios se usaron para oficinas.
Lo de las profecías me llama la atención, es como si hubiese una para cada acontecimiento. En 2001 entramos en el siglo XXI: el III milenio. También estuvimos pendientes de otro anunciado fin de los tiempos: los Adventistas del Séptimo Día, una vez más, esperaban el segundo advenimiento de Cristo con el que ellos, los justos, subirían al cielo mientras que el resto, los infieles, arderíamos en la tierra por pecadores.
El 11 de septiembre hizo una mañana de sol maravillosa. De pronto, las noticias nos mostraron el atentado suicida contra las Torres Gemelas, el World Trade Center. Fuimos a recoger a nuestra hija del colegio. Algo acaba de cambiar el mundo conocido.
Recuerdo la entrada del Euro en 2002. Aún sin darme cuenta paso mentalmente a pesetas para saber de cuánto dinero se está hablando. Este mismo año se hunde el petrolero Prestige en la Costa de la Muerte gallega causando el mayor desastre ecológico de España y miles de voluntarios se turnaron para limpiar la zona de chapapote. Esas imágenes de gente con monos blancos recogiendo el chapapote aún me emocionan. Para mí, este año y tras las mentiras de nuestros gobernantes comenzó a destruirse la imagen de nuestros políticos. Luego vino el accidente del achacoso Yakovlev 42, el apoyo de Aznar a Bush para la invasión de Irak y que provocó las manifestaciones de protestas jamás vividas en España. Estuve en Murcia en la manifestación y miles de personas de todos los colores políticos y creencias gritábamos ‘No a la guerra’ y se lo pasaron por el forro.
Como consecuencia de la participación de España en esta guerra fuimos diana de los ataques yihadistas. El 11M, un día trágico para Madrid y todos nosotros. La decisión de arrastrarnos a la guerra hizo que en las elecciones cambiara el color de Gobierno. Pero Zapatero, el incumplimiento de sus promesas y su incapacidad para gestionar la crisis también defraudó. Rafael Vera, exsecretario de Estado de Seguridad durante varios Gobiernos socialistas, ingresa en prisión por un delito de malversación de caudales públicos, Rajoy rescata a la banca, recorta a los españoles y no deja ni el derecho a la pataleta con la Ley Mordaza y desde entonces los casos de corrupción política son diarios y nadie dimite ni pide perdón. Se limitan al juego retórico del ‘Y tú más’. Hasta la corona se ha pringado: Urdangarín en la cárcel por enriquecerse a costa del erario público.
A fecha de hoy el coste estimado de la corrupción es de casi 125 mil millones, ¿sería necesario meter la mano en la hucha si devolvieran ese dinero? Les invito a visitar esta página en la que pueden ver los casos de corrupción en nuestro país y lo que nos cuesta: https://www.casos-aislados.com/tramas.php
6 de junio de 2006, 666 el año de la Bestia, según las profecías bíblicas, se supone que es al año en que nace el anticristo. Hasta tal punto llegó la psicosis que mujeres en todo el mundo adelantaron las fechas de sus alumbramientos…No fuera a ser.
Recuerdo cuando Obama llegó a la presidencia del EEUU, un presidente negro. Parecía un buen síntoma de salud mundial, algo así como que nuestro mundo iba cambiando para bien. Hasta que llegó Trump, claro. Me viene a la mente la profecía anterior.
¿Recuerdan al rey Juan Carlos y su "¿Por qué no te callas?". Fue en la cumbre Iberoamericana de Chile y así se lo espetó a Hugo Chávez mientras éste acusaba a Aznar, de "fascista" y de amparar el golpe de Estado contra Venezuela de 2002. Nunca hubiéramos imaginado a nuestro Rey así. Aunque ya no es rey, abdicó en 2014 y ahora reina su hijo Felipe VI.
El hartazgo de la población con los políticos generó un movimiento ciudadano: el 15M, también llamado de los indignados. Numerosos colectivos de toda España, se unieron en protesta contra los bancos, las grandes corporaciones y los engaños de los políticos. En las manifestaciones se leían lemas como: "No somos marionetas en manos de políticos y banqueros" o "Democracia real ¡Ya! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros".
No solo en España hubo movimientos contra los distintos Gobiernos. Entre el 2010 y el 2012 en el continente africano tienen lugar una serie de revueltas surgidas en Túnez que, con un efecto dominó, se contagió a los países vecinos. Fue denominada la ‘primavera árabe’ y reivindicaba la democracia y los derechos sociales. El detonante fue la desesperación y rebeldía que llevó a la inmolación de un vendedor ambulante, Mohamed Bouazizi, en protesta por la confiscación de su puesto de frutas y por el trato humillante que dijo haber recibido de los oficiales municipales cuando fue a presentar una queja por este hecho.
Parecía que todos estábamos hasta el moño y mira por donde en 2012 otra profecía del fin de los tiempos. De la que se montó, intervino hasta la NASA y lo debatió hasta la comunidad científica. Y todo porque 2000 años a.C. los mayas concluyeron en esa fecha el calendario un equivalente al anteriormente visto efecto 2000. Pues eso, que ‘si esto se acaba’, que ‘si el pescado está vendido’, que ‘esta vez ni los justos quedamos para contarlo’. La NASA emitió un comunicado en el que aseguró que al igual que el mundo no deja de existir cuando finaliza un calendario, el calendario maya no significaba un ‘fin del mundo como tal’, sino el final de un periodo de tiempo.
El mundo sigue en pie, con o sin profecías aquí pasa de todo, incluso lo que hace veinte años nos parecía algo futurista ya lo tenemos aquí. Conducimos y hablamos por teléfono usando el ‘manos libres’, si quedamos con alguien nos pasamos la ubicación y Google Maps nos muestra el camino para llegar. Hacemos videoconferencias desde el móvil y es fácil conocer al amor de nuestra vida a través de Internet. Hay vehículos eléctricos y algunos ya no necesitan conductor. En casa tenemos elementos domóticos y aplicaciones para controlar y vigilar los negocios o viviendas desde el móvil. Es posible ver nuestra casa a través de cámaras, controlar el termostato y la olla inteligente.
La Rumba aspira y friega la casa que da gusto y ya tenemos hasta el succionador de clítoris.La tecnología 5G y los drones forman parte de nuestro día a día. Y quien más o quien menos tiene a Alexa, nuestra asistente virtual personal, que nos pone música, enciende y apaga luces o nos cuenta un chiste. Pero lo que no tenemos es el Mar Menor, se nos está muriendo. Se lucha por su recuperación y casi hemos perdido el optimismo. También perdimos el aeropuerto.
Recuerdo pasear por la pasarela de madera de la Hita y ver llegar a los aviones. Tenía algo especial eso de verlos aterrizar y despegar, como si de una metáfora de la vida se tratase. Sigo yendo a pasear por allí y camino hasta la orilla de la playa y en un recodo, tras las cañas, hay unos patos que viven ajenos a todo lo que ocurre alrededor. Los miro y siento un poco de esperanza mientras veo las olas fundirse en la arena.
EL TIEMPO PASA, LA VIDA CORRE...
