Declaran monumento los restos de la torre del Estacio

La Manga
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La torre del Estacio, uno de los hitos de defensa costera ante la invasión de los piratas y saqueadores, ha sido declarada Bien de Interés Cultural por el Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma. Los restos que quedan de la antigua torre, que mandó construir Felipe II en 1574, tienen la categoría de monumento, aunque de momento nada garantiza su protección física ni la habilitación del entorno como área de interés histórico visitable.

El Consejo de Gobierno ha aprobado la delimitación del  entorno de protección de la Torre de El Estacio de San Javier, declarada Interés Cultural (BIC), con la categoría de Monumento, por la Disposición Transitoria Primera de la Ley de Patrimonio Cultural de la Región de Murcia de 2007.

La Torre de El Estacio, también llamada de San Miguel, es una de las construidas para la defensa del litoral contra las incursiones de corsarios y piratas berberiscos, y formaba parte del sistema de vigilancia y defensa propuesto por Juan Bautista Antonelli en 1570. Su ubicación se consideró prioritaria por su situación central en el Mar Menor y por la proximidad de la Isla Grosa, utilizada por las embarcaciones piratas como fondeadero y para refugio de las tormentas.
 
Perdida su funcionalidad defensiva, fue desmontada y sus materiales de construcción reaprovechados en otras obras realizadas en sus proximidades, por lo que su estado de conservación actual se limita a su base, de unos 12 metros de diámetro, y una pequeña parte de su alzado.
 
La torre está situada en un sector central de La Manga, en el paraje conocido como El Estacio (La Manga, San Javier), a unos 12 kilómetros de San Javier y a unos 14 de Cabo de Palos. Se localiza en una punta rocosa ligeramente elevada sobre el nivel del mar junto a la entrada de la Gola Mayor o Gola Vieja.
 
Los límites del BIC se definen por una línea poligonal que recoge la pequeña elevación donde se localiza la torre, recogiendo también los restos de la cantera empleada en su construcción.

Los vecinos de La Manga ya han solicitado en varias ocasiones que los restos de la Torre se habiliten como yacimiento histórico, con carteles informativos y accesos a este emblemático hito.

Este enclave de la costa murciana siempre fue elegido por fenicios, griegos y romanos como fondeadero para sus naves, aunque también era uno de los predilectos puertos de refugio de piratas berberiscos que asolaban la costa. Felipe II atendió la urgencia que le transmitía en sus informes Vespasiano de Gonzaga. El monarca así lo decidió: "La torre del Estacio es más importante que la del Pinatar por quitarse con ella la comodidad de buen surgidero que ellí tienen y de hacer aguada las embarcaciones enemigas, y así conviene se haga primero que la del Pinatar, la cual se podrá hacer después. Y asó os encargo y mando precisamente se haga sin poner en ello dilación alguna".

La orden no se ejecutó con la diligencia esperada, pues aún se tardó 17 años en construir la torre, sobre todo por falta de presupuesto, aunque también de entendimiento entre los concejos de las ciudades de Murcia y Cartagena.

En 1606 hay constancia de la visita del Marqués de los Vélez, en la que manifiesta: "Me holgué mucho verla porque es muy buena torre, muy bien fundada y la más importante de aquella marina".

En la descripción de la obra se especifica que "se levanta sobre una roca que aflora en La Manga, como pequeña eminencia, al igual que lo hacen El Capnegre o El Pedrucho. Se dispone, en primer lugar, que se allane y ponga a nivel, y que con una cinta se trace una circunferencia. Y siguiendo, la línea, se escave hasta dar con la roca firme; ésta servirá de fundamento. La cimentación se hará de hormigón y el ripio que le constituye será pelón y redondo. La piedra de la primera hilada, ya sobre el hormigón, sea de una vara de larga y de más si se pudiera, y de dos tercios a media vara de gruesa. Esto al exterior. La piedra de sillería, como la de mampuesto, que se utilice en el primer cuerpo o piso, no será del Estacio porque es tierna y blanda y con facilidad se podrá minar y balar; sino con piedra que está en el camino de San Ginés de Orihuela. El hueco de la torre, entre ambas paredes, que es como el corazón, irá cerrando apisón de buena tierra, como para tapia, hasta un tercio de la torre, que es hasta donde llega portada. La torre será circular, disminuyendo a medida que se eleva; pero no debía ser esta disminución superior a media vara desde el suelo a los canes. Que éstos tengan una vara de altos cuartos (...).

   En el interior, dando al patio, se hará un antepecho de una vara de alto y dos tercios de grueso, que sea por donde se asomen a los troneros para la defensa y poder utilizarlas para desde ellas echar piedras al atacante. A la derecha, en el grueso de la torre, se hará un caracol de ladrillo para subir a todos los cuerpos, que serán tres. Que igualmente, tenga un aljibe con su bóveda. Que para la fortaleza del vaso donde ha de estar el agua, se ha de ir haciendo, por la parte de dentro, arrimada a la muralla de la dicha torre, una pared de cuatro tercias de grueso de muy gentil hormigón delgado, que se ha mezclado con agua dulce, que no se de mar (...). El segundo y tercer cuerpo de la torre que se de mampostería de la más recia que pudiera ser, de suerte que ninguna tenga menos de una braza o dos tercios de lecho. Y en lo que toca a la tripa de la pared, se fragüe de la misma manera que la del dicho primer cuerpo. El primer y segundo suelo se embaldosarán con ladrillos toscos y los cascos de la bóvedas tengan dos ladrillos de grosor. El parapeto y a la altura de las torneras se harán de acuerdo con el plano".

En 1722 se informa desde Cartagena de la necesidad de reparar la Torre del Estacio: "Con el continuo disparo del cañón a un navío de moros que intentó dar sobre unas embarcaciones refuxiadas en el puerto, vinieron a tierra las obras de la superficie y el abrigo y quartel del alcaide y soldados que oy estan a la inclemencia".

En 1787, un informe de Pedro de Navas asegura que se encuentra en buen estado y con los cañones preparados. Su guarnición consistía en un alcaide y cuatro torreros, que tenían obligación de pasar pliegos del real servicio a la torre de Palos por Poniente y a la Horadada por Levante. A mediados del siglo XIX, se expresa el lamentable estado de la torre y se proyecta la construcción de un faro, que se encendió por primera vez el 15 de noviembre de 1862.

 

28,10,0,50,1
600,600,60,0,3000,5000,25,800
90,150,1,50,12,30,50,1,70,12,1,50,1,0,1,2000
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