La empresa pinatarense Pinturas Carrasco celebra su 50 aniversario desde los primeros pasos en una pequeña tienda hasta el crecimiento y la diversificación actual.
Medio siglo de vida le ha dado a Pinturas Carrasco para crecer, sin perder los colores ni el rumbo. La empresa pinatarense ha sumado en las últimas décadas un crecimiento sólido y una versatilidad que le ha permitido sortear la crisis con el pulso firme de un pintor. De los envites del enfriamiento general inmobiliario, se ha sacudido con una diversificación empresarial que han incorporado a la firma murciana actividades complementarias a la venta de pinturas, que sigue siendo el corazón del negocio familiar. El propietario y gerente, José María Carrasco, se mantiene firme en los principios de la marca con cinco décadas de vida: "Nos diferenciamos de las grandes superficies en que, como tienda especializada, solucionamos cada problema por muy especializado que sea". "No entramos en la guerra de precios. Lo que damos es el mejor resultado", asegura el empresario.
Hace ya 50 años que Guillermo Carrasco abrió una pequeña tienda en la calle Ramón Carratalá, número 37, de San Pedro del Pinatar. Pintaba a demanda junto a su socio de brocha, Juan Nieto, y desde los inicios vendía y se fabricaba sus propias pinturas con aceite de pescado, negro humo y tintes en polvo. Con constancia de hormiga, mantuvo el negocio y lo hizo crecer con la incoporación de sus hijos. "Mi afán por ampliar el negocio y trabajar sin parar nos hizo llegar a ser grandes en el sector de la pintura. Llegamos a tener una plantilla de 50 profesionales y el primer puesto de España entre los vendedores de maquinaria especializada", explica Carrasco.
Han pasado ya 16 años desde que la firma se instaló en unas amplias instalaciones en la travesía de la carretera Nacional 332 de acceso a San Pedro del Pinatar, dentro del polígono industrial Las Beatas, con fácil acceso desde las autovías cercanas. Fue una fecha difícil de olvidar para el empresario, ya que en el mismo mes de diciembre de 1999 "nació mi hijo el día 3 y poco después, el día 16, inauguramos la nueva sede".
Una sala de ventas amplia y luminosa no fue la única ventaja que ofreció el traslado, ya que con más espacio e imaginación empresarial incorporó la comercialización de pintura ecológica y un servicio especializado de pintura de vehículos, con un taller de reparación de carrocerías y una escuela de formación para profesionales.
La fiabilidad como diferencia
La venta de pinturas sigue como pilar de la empresa, que no ha variado su filosofía: "Aprendí de mi padre a seguir con las marcas que son fiables, por eso mantenemos Titán después de toda la vida, porque hace que nos identifiquen con calidad", señala el empresario.
Carrasco se ha convertido además en el referente de la zona costera en pintura náutica, un servicio para un sector que, con sus vaivenes, mantiene un nivel de demanda constante en la comarca costera del Mar Menor. La profesionalidad ha sido la bandera que eligió Carrasco para diferenciarse en la especialización, tanto en el sector náutico, como en el del automóvil y el industrial. En los tiempos de bajón inmobiliario, no le ha fallado la demanda de pintura de calidad para reformas, rehabilitaciones y decoración, al que se ha sumado en los últimos años un área cada vez más rentable dentro de la venta al cliente final, el bricolaje y la moda del 'Do it yourself', en la que Carrasco ofrece todo tipo de soluciones e ideas.
Pintura para todo
En la aventura de la diversificación, ha incorporado un mercado con ineludible futuro, el de la venta de coches eléctricos, a la espera de que la proliferación de puntos de recarga debidamente repartidos por la Región permita al cliente lanzarse al uso de ese vehículo ecológico al que terminará abocado para huir de la dependencia de los limitados combustibles fósiles. En la misma filosofía de respeto ambiental y visión de futuro, Carrasco se ha adentrado en la fabricación y venta de biomasa, combustibles ecológicos y energías renovables. Caminos por los que ya transita y que, cuando el mundo decida apostar con convicción por la conservación de los recursos naturales, la firma pinatarense ya contará con la ventaja de una larga experiencia. La misma veteranía que le ha permitido mantener en funcionamiento tres establecimientos, en Murcia, en la cercana Torrevieja (Alicante) y la sede central de San Pedro del Pinatar, sorteando la crisis y las constantes exigencias de renovación por parte del mercado. Carrasco lo sabe bien, ya que le avalan 50 años de historia.
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