Llevaba años varado y casi sin esperanza, pero parece que el centenario balneario Floridablanca salvará al fin las tablas. La Comunidad Autónoma se ha comprometido a rehabilitar este icono de Lo Pagán y los molinos salineros después de varios años sumidos en el abandono y la degradación progresiva.
El presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez, ha anunciado que para la rehabilitación del balneario y de los molinos salineros se ha previsto en los Presupuestos de la Comunidad una dotación global de 800.000 euros para los dos próximos ejercicios.
Las actuaciones de recuperación de uno de los molinos salineros ya han comenzado. En cuanto al balneario, el proyecto de rehabilitación deberá basarse en la recuperación patrimonial del propio inmueble e incluirá también una amplia zona dedicada a un museo que girará en torno al Mar Menor, así como a los usos y costumbres ligados a este tipo de construcción.
Vecinos y empresarios no han dejado de reclamar la rehabilitación del emblemático balneario, que cerró sus puertas en 2009 tras ser desalojado por la orden judicial que dio por terminada la concesión administrativa para ocupar el Dominio Público marítimo terrestre. La alcaldesa, Visitación Martínez, estaba dispuesta a dar paso libre a la entrada de capital privado -aunque no ha sido posible- con tal de que disponer de los fondos necesarios para reconstruir la estructura de madera que construyó el empresario Alberto Orsí a principios del siglo XX para que sirviera de espacio privado de baño a las familias de clase alta. Hacia 1950, la familia Orsí creó el restaurante que funcionó durante casi seis décadas como reclamo turístico del Mar Menor, una fórmula que podría volver a repetirse, ya que prevalece la idea de crear una zona museística y un espacio para restauración, con el fin de aumentar el atractivo de este mirador del Mar Menor.
Con el marchamo de Bien de Relevancia Cultural, el balneario se ha salvado del derribo, como le sucedió a otras construcciones costeras que apuraron la concesión.
Las quejas de empresario y vecinos no han dejado de señalar la degradación de la imagen turística que ofrece el balneario vallado y cada vez más deteriorado, además del foco insalubre que supone tener una estructura de madera caída en plena playa. “Se desinsectiza y desratiza con frecuencia y se ha vallado para impedir la entrada a personas”, destaca la alcaldesa, que se propone formular personalmente la petición en el Ministerio en los primeros días de septiembre.
