Teatro underground en San Javier

Teatro y danza
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Por qué iba a congregarse un centenar de personas, de todas las edades, en la puerta de una nave solitaria en la avenida de Balsicas de San Javier, un viernes por la noche, si no regalan nada de comer ni hay reunión de partido -del PP, por supuesto, ya que el resto de siglas locales no goza de esa capacidad de convocatoria-, por qué entonces.

Hacia las 10 de la noche, se encienden las luces interiores, suena de fondo Pink Floyd y retumba el muro de cartón nieve grafiteado que los artistas de 4Art, el grupo artístico que ha brotado en San Javier para ofrecernos una brisa de esperanza al margen de la oficialidad. En cuanto logran derribar el muro, el personal entra en la nave destartalada, con escenarios rudimentarios instalados en varios puntos estratégicos, ya que el montaje obligará a girar sobre sí mismos a los espectadores, que en algunos momentos tendrán que hacer hueco a los actores y se chocarán con ellos. El muro ha caído. Estamos en la noche del 9 de noviembre de 1989 -¡ojalá, con la que estaba por venir a la vuelta de la esquina!- y todo era esperanza. La Roper's Band ataca a la yugular de la nostalgia con 'La chica de ayer', y la Bruja Avería se asoma al corrosivo guiñol ideado por el actor y monologuista Juan Luis Hurtado, Roper, aglutinador de este esperanzador invento del Teatro Underground. La Organización de Naciones Fundidas, los bancos vampíricos, una clase política tan útil y digna de confianza como el chihuahua de Paris Hilton, son la diana de la ácida parodia de 'La bola de cristal', el programa infantil con el que Alaska rompió moldes en los ochenta. Si estaban fundidas por entonces, tendría que ver la bruja de trapo cómo está el patio nacional. "Viva el mal, viva el capital", el lema que Avería gritaba, se lo tomaron al pie de la letra los pipiolos de la clase financiera que probablemente fueron espectadores adolescentes del programa postfranquista, aunque nunca aprobaran la asignatura de la ironía.

El maestro de ceremonias Roper ha logrado embarcar en este ilusionante proyecto a artistas locales de toda índole y condición, otro valor más. El carismático Juanjo, con experiencia en escenarios con sus compañeros del taller de Teatro de Aidemar -que Roper ha dirigido muchos años-, se bañó en los aplausos y las risas que despertó su monólogo sobre las causas que han hundido el turismo nacional: la metrosexualidad masculina. Chipi asombró con su acrobática versión bailada del Thriller de Michael Jackson, el himno pop convertido en leyenda. Los artistas del grafiti hicieron una demostración en directo, mientras sonaba Nacha Pop de la espontánea banda de Roper. Seguimos en los ochenta y, sí, los que fuimos lacrimosas e indefensas víctimas de Heidi y Marco hemos pasado la barrera de los cuarenta, pero el combo de Judith Arteaga, convertida en vistosa presentadora de 'El delirio de Patricia', nos ofreció la posibilidad de desquitarnos de aquellos traumas infantiles. Actores locales nos mostraron una versión de 'Qué fue de...' en la que la mofletuda Heidi se impuso a Rottenmeier, emigró a Galicia y allí ha llegado a la menopausia dando mala vida al calzonazos de Pedro. No es consuelo que todo en esta vida se degrada, los matrimonios igual que las buenas intenciones o los gobiernos, como David el Gnomo, que se vio mezclado en asuntos de drogas. Ya se le veía de pequeño más falso que Judas. Algo más de alivio aporta a esta generación cuarentona que Marco se haya convertido en un mafioso de tres al cuarto y su al fin hallada madre lo ponga en su sitio como hizo Maruja Samper, de la Asociación de Amas de Casa de La Ribera. Elenco variopinto en el que participaron actores del Grupo San Javier en una parodia del 23-F, uno de nuestros hitos ochenteros, con un bigotudo Tejero a la caza de Curro Jiménez, icono serrano español donde los haya. Nuestras luces y nuestras sombras, desempolvadas con gran sentido del humor, porque merece la pena reírnos de nosotros mismos para soltar lastre. Ni la Heidi, ni las suecas del boom turísticos español de Pajares y Esteso, ni siquiera Tejero pudieron sospechar que la España del siglo XXI iba a comenzar como auguraba la Bruja Avería. Bajo tantas sombras, esta refrescante iniciativa del grupo 4Art de San Javier, con Roper a la cabeza, abre una ventanita a la luz. Ya es hora de que los ciudadanos reaccionen y empiecen a expresarse al margen de la línea oficial, que es lo que en realidad pasó en la Movida. El teatro, las artes gráficas, la música y el humor pueden convertirse en islas en medio de este naufragio, sobre todo si, como en la noche del viernes, se ve el buen hacer, la espontaneidad, el sentido crítico, la función social integradora, la libertad expresiva y el interés único por disfrutar divirtiendo a un público tan variado como el que sigue a estos artistas locales que, en una nave destartalada, saben hacer teatro. Estén atentos a las próximas convocatorias, no se las pierdan y, cuando Juanjo pase el cubo de las aportaciones voluntarias, saquen algún billetito en lugar de gastárselo en El Corte Inglés.

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