Por Inmaculada Barranco. Hay que ver lo bien que sienta un buen trozo de bizcocho. Con un café con leche y ese humo rico que llena la casa; con una onza (o dos) de chocolate y que dejas en la boca para que se deshaga despacito y no digamos si te comes el bizcocho junto a una taza de chocolate caliente, eso de coger un trozo y sumergirlo en el tazón y luego llevártelo a la boca chorreando es uno de las placeres más ricos que nos podemos permitir. ¿Y el olor que sale del horno y que se huele desde la puerta de la entrada?
Pues sí, soy una de las tantas personas que están haciendo bizcocho estos días. Pan también hago y cada vez me sale mejor. Atrás quedaron los días en los que al abrir el horno la masa, y digo masa, se bajaba hasta límites indecentes.
En este tiempo de confinamiento hemos aprendido mucho y no todo ha sido cocinar, ver series y bailar zumba. La sanidad pública ha recuperado el lugar que le quisieron arrebatar con los recortes, la naturaleza, en pocos días, se adentra en territorios prohibidos. Me da pena ver que es necesario que estemos todos encerrados en casa para que los animales puedan pasearse por la playa y los jardines. La imagen de los ciervos paseando en la orilla del mar, los nidos en los espejos retrovisores y los delfines en nuestras costas y puertos dan mucho que pensar. De la contaminación ya no hace falta hablar, con solo mirar al cielo en las ciudades y verlo sin bruma y tan azul ya captamos el mensaje.
Estamos comprobando que el teletrabajo es posible y que usar mascarilla no es una locura de ciertos países asiáticos. Somos más conscientes de que hay gente que se dedica a enviar mensajes en las redes sociales con el único fin de mentir, confundir a los ciudadanos y malmeter para generar conflicto social.
Hemos aprendido que los héroes y las heroínas trabajan en los supermercados, en los juzgados, conduciendo camiones, en servicios técnicos, entregando paquetes, limpiando las calles, recogiendo la basura, etc. Y lo que para mí es más importante: que nuestra casa es nuestro refugio. Al menos el de la mayoría, porque para las mujeres que sufren el maltrato su casa se ha convertido en el infierno. Basta con mirar las cifras.
Y aunque son muchos los retos a los que nos enfrentamos dentro y fuera de este estado de confinamiento, a mí me llama la atención, particularmente, lo relacionado con los derechos de los consumidores y usuarios.
Sí que es cierto que ahora los plazos están suspendidos, entonces ¿qué hacer si queremos poner una reclamación?
Nuestros derechos como consumidores y usuarios están contemplados en la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias y no solo siguen vigentes sino que además nuestra protección queda ampliada en base al reciente Real Decreto-ley 11/2020, de 31 de marzo, por el que se adoptan medidas urgentes complementarias en el ámbito social y económico para hacer frente al COVID-19
En estas fechas, se escucha hablar de cancelaciones de bodas, comuniones y banquetes. Conciertos, espectáculos, viajes combinados, alquileres de estudiantes, etc. Pues bien, en estos casos, las Oficinas Municipales de Consumo y la Dirección General de Consumo de la Región de Murcia, recomiendan negociar con la empresa para ver si es viable un cambio de fechas y si no fuera posible, sobre todo si trata de viajes, entonces lo que procede es la devolución del dinero.
Otra preocupación es la de las garantías, ¿qué pasa si vence la garantía, por ejemplo de un electrodoméstico, durante el estado de alarma?, en este caso la garantía sigue vigente.
Y no olvidemos el asunto del precio abusivo de las mascarillas y que la culpa no es de las farmacias pues ellas han pagado también un precio alto a los proveedores. Menos mal que esto ha sido enjabonado por el Gobierno al estipular el precio de 0,96€ en la Resolución de 22 de abril de 2020, de la Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia.
A modo particular, recomiendo que se haga llegar un escrito a la empresa, bien por correo electrónico o bien por correo postal, junto con una copia de la documentación y justificantes que obren en nuestro poder. Si en un mes no hubiese respuesta, en cuanto vuelvan las oficinas de Consumo a la normalidad, se pueden presentar en ellas las reclamaciones.