Si la sal pudo convertirse en moneda de cambio, en sustancia de cada casa y hasta en motivo de revoluciones, intrigas y decretos reales, fue porque cientos y cientos de hombres duros, curtidos con el sol y la salmuera del Mar Menor, se dejaron la piel en las labores de las salinas. Una exposición muestra documentos históricos de esta industria local y el Museo Barón de Benifayó reúne el próximo 24 de septiembre a casi 200 salineros para rendir homenaje a esta estirpe de obreros.
Sabio como era, Alfonso X anexionó a la Corona de Castilla las salinas pinatarenses como bien realengo el 14 de mayo de 1266, un hito histórico que el próximo sábado cumplirá su 750 aniversario. No solo le pareció atrayente alimentar las arcas reales con el comocido como 'alvará' -el impuesto sobre el consumo-, sino que un consejero seguramente le susurraría al oído las cualidades únicas de la sal del Mar Menor, con mayor concentración de oligoelementos que cualquier otra. Tampoco debió pasar desapercibido al monarca poeta el paisaje de contrastes que muestran las salinas, entre charcas coloradas y cordilleras blancas entre dos mares, dunas móviles y aves zancudas.
"Retenemos para Nos todas las salinas que son en el Reino de Murcia", lo dejó claro nada más sofocar el levantamiento de los mudéjares murcianos. Tras las volteretas de los siglos, su actual propietario, Salinera Española, conmemora la condición real de este paraje con un programa destinado a difundir la historia de esta mina a cielo abierto, que ha oganizado la Asociación de Amigos de los Museos con la colaboración del Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar.
Las citas del aniversario se celebran 750 años después de que el rey castellano rubricase con su pluma la adscripción de las salinas, lo que equivale a un grano de sal en el salero de la larga y convulsa historia de las charcas pinatarenses. La técnica de Turismo Alicia Vera, hija de José Vera 'El Segundino', uno de los salineros más veteranos.
Trabajadores cargan sal en las barcas a principios del siglo XX./ Museo Barón de Benifayó.
Hasta el 30 de octubre se podrá ver en el Museo la exposición con la cartografía histórica de las salinas, con nuevos documentos que aportan datos hasta ahora desconocidos, como el mapa de 1884 rescatado durante la investigación de la Asociación de Amigos de los Museos para preparar el aniversario salinero. En este plano antiguo de la salinera, además de las antiguas charcas de decantación, señala la ubicación de las ruinas de la ya desaparecida torre derribada que da nombre a la playa, una vieja atalaya de vigilancia, equipada con cañones, que se levantó para proteger la costa del asalto de los corsarios berberiscos de Túnez y Argel. A finales del siglo XIX, la fortaleza ya se encontraba bajo las aguas, según el mapa histórico.
La ubicación de las antiguas viviendas o las profundidades de las charcas han aparecido en viejos documentos rescatados para la muestra, así como libros de cristalización y antiguos botiquines para las emergencias laborales de una plantilla que llegó a contar con 250 trabajadores, que crearon un poblado salinero con maestro y médico propios. Actualmente la nómina de Salinera Española consta de 60 empleados, que serán protagonistas del reconocimiento que se celebrará el 24 de septiembre a las 20,30 horas con la intención de reunir a los salineros actuales con los ya jubilados e incluso las familias de los desaparecidos. "Todo forma parte del intento de recuperar la identidad que nos une, porque un pueblo sin identidad, no tiene muchas posibilidades de futuro", explica el presidente de la Asociación de Amigos de los Museos, José Andrés Lorente.
Los actos finalizarán el sábado 8 de octubre con una jornada de puertas abiertas de las instalación de Salinera, con dos turnos de visita previa inscripción.
