La Reina Sofía se compró en La Avioneta unos abanicos, agobiada por los calores de julio cuando vino a presidir una entrega de despachos en la Academia General del Aire. Las actrices Concha Velasco y Amparo Larrañaga, entre otros famosos, también acudieron a esta tradicional tienda de objetos playeros para disfrutar de sus jornadas de sol con todo lo necesario, ya se sabe, una hamaca, una sombrilla, unas chanclas. De todo lo imaginable para la playa, desde los sombreros de paja hasta la última tecnología en perforaciones de sombrilla, tiene Patricio Hernández Baños, la tercera generación del comercio abierto más antiguo de La Ribera, La Avioneta, que acaba de cumplir 80 años.
Casimiro Baños y Juana Pérez, él cartagenero, ella natural de La Ribera, fundaron La Avioneta en 1934, seguramente un día soleado -era un 14 de marzo- poco antes de empezar la primavera en el Mar Menor por aquellos tiempos revueltos. "La tienda estuvo en la calle Muñoz hasta 1973 y vendían de todo un poco para los vecinos del pueblo", explica Patricio Hernández Baños, la tercera generación al frente de este longevo comercio. No tardó Casimiro en ver las posibilidades del turismo incipiente a principios de los sesenta, cuando abrió la tienda frente a la playa de La Ribera, al tiempo que mantenía la original en funcionamiento. La primera cerró en 1994 y quedó en marcha la de enfrente de la explanada Barnuevo, que se cerraba en invierno por la bajada de turistas. Hace tiempo que ya no es así, porque Patricio Hernández ha mantenido abierta todo el año La Avioneta hasta la actualidad, vendiendo de todo un poco, pero sobre todo objetos playeros. "Se sigue vendiendo lo mismo, la sombrilla, el flotador, las chanclas, aunque el pincho de la sombrilla ha causado furor", explica el comerciante.
A lo largo de la historia de La Avioneta, ha habido de todo, rachas buenas y otras regulares, adaptaciones y sacrificios. "Durante la Guerra Civil venían pilotos rusos y le compraban a mi abuelo chaquetones que traía a montones de Barcelona", recuerda Patricio. La cercanía de la Academia General del Aire ha proporcionado numerosos clientes a este comercio de souvenirs. Incluso el rey Juan Carlos y el príncipe Felipe fueron clientes asiduos de La Avioneta cuando completaban su formación militar en la base de La Ribera. Desde dedales con el emblema de La Ribera hasta una lancha hinchable, bañadores y complementos, de todo se puede encontrar en este comercio con raigambre.
