Hoy hablaré de un lugar donde te invadirá el olor a campo. Observarás construcciones de años atrás: un lugar con tradición. Así es como Pablo Martínez, cocinero y gerente, quiere que conozcamos su nueva aventura, en la que muestra su parte más personal, donde ha unido vivencias del pasado con las ideas del ahora.
En el campo de Cartagena, en el Paraje de los Llanos, se encuentra La Casa de las Aguas, un complejo para celebrar cualquier acontecimiento, donde elegir entre los espacios interiores o exteriores, ambientados con diferentes decorados, con un toque rústico, cuidando hasta el más mínimo detalle.
Os pongo en situación: La Casa de las Aguas se construyó en 1851 por la Compañía Inglesa de depósitos de agua que la suministraban al Pilón de los Burros y a Cantarrana. Algunas partes son de nueva construcción y otras se han remodelado con materiales reciclados de otras edificaciones de Cartagena. Un complejo con diferentes espacios: para celebraciones, La Zátara, una construcción de finales del siglo XIX con capacidad para ciento cincuenta personas; La Velada con capacidad para quinientas personas y El Colmado planteado para comer de viernes a domingo, con la cocina abierta de una a cinco.
Un potaje de siempre con nueva perspectiva, la de Pablo Martínez.
En mi visita, Pablo nos presentó como sería un servicio en El Colmado. Cocina tradicional, con algunas recetas de su abuela, las de toda la vida. Presenta sabores y aromas que nos transportan a momentos en familia que enfatizan el carácter de los productos de nuestra región.
Comenzamos con los aperitivos: un pan de masa madre hecho en horno de leña en Fuente Álamo, con el que mojar un aceite de Jumilla o untar la sobrasada de Cartagena, junto a una tabla de embutidos y una tabla de quesos de San Isidro. Y pasamos a los platos de cuchara, todos presentados en vajilla de barro, cazuelas y platos antiguos de cristal. En este orden tomamos: caldo con pelotas, olla gitana con pera y hierbabuena, habichuelas con cerdo, morcilla y las manitas de cerdo en salsa. Las cocciones de las verduras, de las carnes, los fondos y las temperaturas no fallaron. Consiguió que todos los de la mesa contásemos anécdotas con emoción e ilusión nombrando a nuestros seres queridos comiendo esos mismos platos. Terminamos con unos postres, podéis imaginar lo que no faltó: tarta de la abuela, arroz con leche, tocino de cielo, natillas…
Postres que son un pellizco a la memoria.
Nos recordará a una venta en la que sin embargo no encontraremos las servilletas arrugadas y los palillos en el suelo, pero sí las tiras de embutidos colgadas en una barra, cortados por el camarero ante nuestros ojos, el aroma a guiso y el cariño en el trato. Los productos variarán según la temporada y también encontrarás las comidas que se elaboran en casa según la época del año, como los cordiales en Navidad o el gazpacho murciano en verano.
Más adelante se construirá un hotel, La Alcoba, donde podremos hospedarnos después de una celebración o de visitar el futuro restaurante gastronómico, El Domo, que ocupará el espacio donde antiguamente se almacenaba el agua. Manteniendo la estructura original y la iluminación natural.
Un lugar mágico en el que Pablo desarrollará la creatividad en sus platos y nos hará disfrutar de la gastronomía utilizando productos de su propia huerta. Volver atrás, a las costumbres de utilizar lo que la tierra nos da, a saborear el concepto del ´neopucherismo´, que él mismo acuña, en un entorno campestre con mucho encanto.
Piedra y madera en El Colmado, el comedor de la Casa de las Aguas, en pleno campo de Cartagena.
Materia prima de la región de Murcia, desde sus panes a sus aceites, sus carnes y vinos.
Piedras con historia, exactamente desde 1851, cuando se levantó este edificio que actualmente acoge uno de los restaurantes más interesantes de la Región.
