Azúcar, huevos, raspadura de limón, mantequilla en pomada y mucha almendra. Son los ingredientes de la tarta de Santiago de la Ribera, un guiño a su homóloga gallega pero con personalidad propia. La tarta de La Ribera es creación de Valentín Sánchez, veterano repostero de La Cierva, y nace con el propósito de ser icono y sabor de la localidad costera del Mar Menor.
"Es una receta sencilla, pero no igual que la gallega", señala Sánchez. La diferencia reside en "la mantequilla para que quede más cremosa y más melosa, porque nosotros somos más cariñosos", aclara el confitero, que ha querido continuar con su tarta esa cultura de la almendra que impera en la tradición española y que enriquece tantas recetas históricas.
Asegura que "es creación de todos los que formamos La Cierva y de la familia, porque todos han aportado su opinión sobre lo que le faltaba o lo que la iba a mejorar".
El confitero espera que la tarta de La Ribera se convierta en un nuevo embajador de la localidad marmenorense, como el caldero del Mar Menor, el pastel de Cierva y el tocino de cielo. Decenas de pasteles de Cierva, horneados en el obrador de Valentín Sánchez, han representado cada año en Fitur la gastronomía local.
También en las fiestas de San Javier, el confitero ha repartido porciones de su pastel de Cierva gigante. Cuando las restricciones de la epidemia lo permitan, espera poder presentar la nueva tarta y que ayude a olvidar las penurias del virus.
