Los viejos pescadores del Mar Menor se afanan en recoger y calar redes, una y otra vez, en una historia interminable de tareas cotidianas que dan vida a la costa de la laguna. Así ha sido durante siglos y así lo han recreado la Asociación de Belenistas de San Javier en su montaje marinero, que se puede ver en la explanada Barnuevo, frente a la playa.
Las barcas van y vienen con las capturas del día, mientras en la costa se despliega una intensa actividad alrededor de la pesca: ese caldero humeando en la orilla, la mujer limpiando pescado, los salazones colgando de las colañas. Mientras tanto, una festiva procesión marítima pasea a la Virgen del Carmen, rodeada de fieles que le florean la estela del mar con claveles.
Más arriba un datilero varea las altas ramas para que caigan los nutritivos frutos, y en un recodo de la elevación se puede ver la calma de un zapatero claveteando unas suelas. Ventanas iluminadas en las que se intuye vida, caminos trillados por los que transitan a diario campesinos y ganaderos, la hilandera en la tienda de tejidos, los hortelanos con su azada. Todo un universo de vida en miniatura que tiene como punto de referencia un paisaje rodeado de mar, una isla imaginaria que no lo es tanto, pues alberga aquella torre del Estacio que ya no existe en realidad, y a la que los belenistas han querido hacer un guiño a aquellos tiempos en que La Manga era el mejor observatorio para avistar piratas malintencionados.
El Belén de La Ribera es uno de los ocho que componen la ruta de los belenes que San Javier ofrece este año: el Belén de España, el Belén de la Marquesa (en el vestíbulo del Ayuntamiento), los belenes de la parroquia de San Francisco Javier, el Belén huertano de la Grajuela, el de El Mirador y el de La Manga.
