Ojo con las gangas de verano. Esos puestos con carteles atrayentes porque muestran cifras de una sola cifra mientras en tu mente aparece un mensaje, como en esas pantallas digitales de palabras en movimiento: 'qué chollo!'. Cuidado, porque tienen sus pros y sus contras.
Como estas chanclas que hemos encontrado cerca de una de las playas del Mar Menor. A un euros, sí has visto bien, pero ¡oh dios!, al asomarte al contenedor de chollos veraniegos, compruebas que cada chancla lleva adosada una despensa imposible formada por un racimo de uvas, un patito y un lazo. No le hagas eso a tu hija. Cuando crezca no te lo perdonará nunca.
Si encuentras un chollo veraniego más sorprendente, cuéntanoslo...