La isla Grosa se ha convertido en una especie de parada y fonda para miles de aves que pasan por este enclave de la costa murciana cada otoño para su regreso al sur, donde pasan los fríos meses invernales.
El equipo de anillamiento de la Asociación de Naturalistas del Sureste, Anse, ha capturado 1.254 aves de 37 especies distintas para anillar o identificar ejemplares anillados en otras latitudes, con el fin de conocer los hábitos de estos migradores y, sobre todo, detectar los cambios migratorios que ocasiona el cambio climático.
Este año, el número de aves ha aumentado hacia el final de la campaña, debido sobre todo a los vientos que sacudieron la costa murciana a mediados de octubre, lo que retrasó el paso migratorio, según explica el biólogo Angel Sallent, coordinador de la campaña de isla Grosa. "No sabemos aún si las altas temperaturas de otoño afectan al comportamiento de las aves migratorias, ya que las alteraciones tenemos que medirlas a largo plazo, por eso hacemos el esfuerzo de elaborar bases de datos de varios años", indica el experto.
La mayoría de las aves capturadas en la campaña de otoño no habían sido anilladas, mientras que 105 ya portaban anilla. Entre las recuperaciones, los expertos destacan la de una Curruca Capirotada que había sido anillada en Bélgica. La mayoría de los ejemplares capturados han sido petirrojos, currucas y colirrojos.
Durante la campaña se han capturado varias especies que no habían sido capturadas anteriormente en la isla como la Lavandera cascadeña o el Picogordo. Anse destaca además la captura de dos aves consideradas como rarezas, es decir, aves que no son habituales en la Región de Murcia pero que aparecen ocasionalmente al desviarse de sus rutas migratorias por los vientos, como sucede con el papamoscas papirrojo y el mosquitero bilistado.
Según Ángel Sallent, en otoño se vuelve a producir la 'migración diferencial', como los biólogos llaman al hábito de las distintas especies para escalonar los desplazamientos. "Según cada especie, primero pasan los adultos o los jóvenes, o los machos y después las hembras, aunque ocurre más en la campaña de primavera, cuando los machos se ven obligados a llegar antes a las estaciones del norte para defender territorios", afirma Sallent.
Las aves que acaban de pasar en dirección sur por la costa murciana se dirigen "a la franja del Sahel, debajo del Sáhara o, en especies como la golondrina van hasta Sudáfrica, pero la mayoría de las que pasan por aquí se quedan en las cuencas del Mediterráneo, entre el norte de África y el sur de España".