Una entre más de trescientas. Este zampullín cuellinegro fue rescatado con vida de entre unas redes de pesca el pasado sábado, 29 de octubre, por miembros de la Asociación de Naturalistas del Sureste, Anse, que realizan seguimiento para analizar la mortandad de aves acuáticas en la laguna. Este ejemplar tuvo suerte, pero Anse denuncia que alrededor de 334 aves mueren al año entre las redes pesqueras, que se convierten en trampas mortales para estas especies protegidas.
"Lo habitual es encontrar cadáveres en la playa", asegura Anse. Los voluntarios de Anse llegaron sin embargo a tiempo de salvar a este ejemplar de zampullín de vistoso plumaje. La organización ecologista ha denunciado en los últimos años que, de forma paralela al incremento de las redes caladas en el Mar Menor, ha aumentado el número de aves acuáticas que perecen ahogadas en ellas. Anse anima a que "la pesca artesanal se realice con comprometer la biodiversidad y los recursos pesqueros".
Según los datos de Anse, las redes han ido en incremento en los últimos años y lo que es peor, con un notable volumen del furtivismo pesquero, algo que los propios pescadores de la Cofradía de San Pedro del Pinatar vienen denunciando. En su último estudio, hace pocos años, la organización detectó alrededor de 30 kilómetros de redes de pesca tan solo de las de tipo paranza, lo que considera "una presión pesquera desmesurada para una laguna con cuatro figuras de protección a escala internacional".
Anse cree que casi el 20% de la población invernante de cormorán grande y el 3% de la población de zampullín cuellinegro mueren presuntamente por accidentes relacionados con la pesca. Los ecologistas solicitan que se estudien medidas para aminorar la captura de aves buceadoras, ya que constituyen uno de los principales valores ambientales de la laguna.
FOTO: El zampullín encontrado por Anse entre las redes pesqueras. ANSE.
