José Luis Montoya, campeón de España de vela adaptada: 'Te permite ser libre y autónomo'

Naútica
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El viento hace volar a José Luis Montoya sin necesidad de ayuda ni silla de ruedas. Hace 6 años, el veterano bombero trabajaba en su huerto cuando perdió el equilibrio, cayó hacia atrás y su cuerpo se quedó parapléjico. Después de tres décadas enfrentándose al peligro real del fuego, explosiones químicas o accidentes de tráfico, un traspiés le sentó para siempre en una silla de ruedas. "Después del accidente me atrajo mucho más el mar porque me permite ser autónomo y libre", cuenta el regatista. 

José Luis no se limitó a dar paseos en un barquito de vela. Localizó un modelo de embarcación adaptada, que solo fabrican de momento en astilleros austríacos, y "en dos meses recuperé capacidad muscular y movilidad", asegura. De ahí a la competición fue cuestión de poco tiempo porque, según reconoce, "la motivación se te multiplica por cien".

Ya cuenta con un equipo de competición de 6 personas y una lista de espera para la primera escuela de vela adaptada que se crea en la Región. Ganar la Copa de España hace dos años fue el primer laurel recibido al esfuerzo en el reto de apostar por una modalidad náutica casi inexplorada, pero a principios de octubre volvió de Almería con la medalla de oro del Campeonato de España de Vela Adaptada en categoría Open, que logró junto al entrenador Juan Antonio Gomáriz. Su compañero Víctor González Portillo se adjudicó doble bronce, al lograr el tercer puesto en categoría individual y en doble, formando equipo con su hija Alejandra González. 

Ya se perfila como uno de los deportes con más futuro en el Mar Menor. "Es el sitio ideal, con unas condiciones únicas, por eso el equipo de Las Palmas, que destaca a nivel nacional, planea entrenar en el Mar Menor", comenta el regatista. De momento, el único equipo de vela adaptada de la Región tiene su sede en el puerto deportivo de Lo Pagán con una flota de 5 embarcaciones Hansa 303, una nave con la ligereza y la forma de una hoja, similar al Óptimist pero con la proa en pico.

Su peculiar fabricación le suma una alta estabilidad, ya que navega con 30 kilos de sobrepeso en la orza para evitar vuelcos y aportar seguridad a sus usuarios. "Al carecer de movilidad en las piernas, mis brazos las sustituyen. Y el resto lo suples con ingenio", explica Montoya.

El regatista ha confirmado su fe en la vela adaptada cuando ha visto navegar "a una mujer con su solo brazo, a una chica que dirigía con la boca, y a una mujer invidente". Montoya asegura que "la satisfacción de navegar compensa el mayor esfuerzo que tienes que hacer en el barco, porque te dejas la silla de ruedas en el pantalán".

Desde el principio vio sus ventajas para las personas con limitaciones de movilidad. Zarparon con el apoyo de la Cofradía de Pescadores, del Club Náutico de Lo Pagán y de la empresa Turismo Marinero que ofrece rutas por el Mar Menor. Para la compra de embarcaciones han contado con la ayuda de la Obra Social La Caixa, fondos europeos y de la Asociación de Acuicultores. 

Montoya asegura que "en dos o tres semanas aprendes a navegar, aunque salimos acompañando a los que vienen a la escuela hasta que les damos suelta y, aún así, una zodiac va al lado acompañando". 

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