Los grandes poetas se apoderan de la voz del rapsoda Luis Felipe Alegre. En el espectáculo 'Romance y Arte Mayor', el artista aragonés hace mucho más. Desde un recorrido histórico por las estrofas más populares de autores clásicos a los contemporáneos, hasta colarse en el Siglo de Oro con las herramientas del bululú, el cómico solitario que representaba todos los personajes de la obra.
Con capa, títere y romence de ciego, el fundador del histórico grupo El Silbo Vulnerado se convierte de nuevo en maestro, esta noche, jueves, en la cafetería Ítaca de Murcia y mañana, viernes, en la Concejalía de Juventud de San Javier, (ambos a las 21 horas) dentro del ciclo Juglares que organiza Matías Tárraga.
¿Hemos ido hacia atrás en el amor y el cuidado a las palabras?
Siempre nos ha preocupado a unos cuantos, desde académicos de la Real Academia a los comunes la filtración de vocablos extranjeros, de manera que ahora se dice 'slam' para decir competición. Te invitan a un 'slam poético'. Si se te ocurre cualquier pijada, ponle un nombre inglés y parecerá algo serio.
¿Hemos cambiado la palabra por la imagen?
Cambiarla no. Los pictogramas existen desde hace miles de años, pero sí el lenguaje visual. En principio no son enemigos. La gente, de hecho, sigue hablando. El que lee más, tiene vocabulario y capacidad para hacer construcciones lingüísticas más complejas. La palabra es insustituible.
Quevedo, Borges, Blas de Otero...¿qué le han enseñado los clásicos?
Los grandes te enseñan lo que te pasa a tí en relación con tu interior y con el mundo. El gran poeta llega buceando, buscando en el fondo del alma. Es fácil decir estoy triste, el día está nublado y los pájaros no canta, pero es muy diferente decir 'puedo escribir los versos más tristes esta noche'. Nos conmueve porque es poesía. Ese mirar el mundo, la naturaleza. El gran poeta tiene una técnica y utiliza claves lingüísticas que están a veces alejadas de nosotros. A veces incluso con el Realismo sucio nos llega.
La poesía, dicen, no es capaz de cambiar el mundo, ¿de qué es capaz?
De sensibilizarnos con cosas que no queremos ver. De abrir ventanas, por no decir ojos. "Lo que importa explicar es la vida", como dijo Gil de Biedma.
¿A qué poetas ha seleccionado para su 'Romance y arte mayor'?
Hago una primera parte de clásicos y anónimos para dar variedad estrófica, para hablar de la diferencia en la poesía, de arte mayor y arte menos. Quiero bromear con lo confuso que puede parecer esto, ya que las coplas de Jorge Manrique son una forma de arte menor pero son insuperables. En la segunda parte, manejo herramientas del bululú: el títere, la capa y el romance de ciego y recito algunos poetas contemporáneos que voy eligiendo sobre la marcha. Me gusta terminar con Gil de Biedma y con Ángel Guinda. La parte más divertida es la primera y después entramos en cómo contar un cuento en verso.
¿Qué poetas procura tener cerca, aunque no sea en el escenario?
Jorge Manrique, fundamental; Antonio Machado y Leopoldo María Panero. Normalmente no los saco, como si se me fueran a romper. Panero es muy duro, y Machado requiere que el público esté muy entregado para disfrutarlo. Esa intimidad a veces se da en el espectáculo. Es la magia del teatro.
¿Qué le recitaría al ministro Wert?
No le recitaría nada. En Aragón tenemos un personaje parecido, y a los que no nos quieren, no le decimos nada. No les gustan los titiriteros, la poesía. Para ellos, el artista deja de existir. No creen que el artista sea algo más trascendete que un operario. Y no es lo mismo.
¿Y a Bárcenas, qué le recitaría?
Esa rima de Bécquer que dice: "Voy contra mi interés al confesarlo,/no obstante, amada mía,/ pienso cual tú que una oda solo es buena/de un billete del Banco al dorso escrita".
