San Javier ha tenido que esperar al siglo XXI para tener su primera heladería. La familia Verdú, de larga tradición heladera, que hasta ahora tenía su cuartel general en el paseo marítimo de Santiago de la Ribera, ha abierto sucursal en la plaza de San Javier. La afluencia de clientes a su flamante terraza y a su colorido mostrador de sabores dan idea de la acogida que ha tenido La Jijonenca.
El emprendedor Héctor Verdú, última generación de la familia heladera, con origen en el pueblo alicantino de Jijona, ha creado con mimo la primera sucursal de La Jijonenca. Con un salón acogedor, repleto de guiños a la solera del oficio en la familia, el local permanecerá abierto durante todo el año, para lo que completará la oferta de helados y granizados con tartas y bollería.
"En San Javier servimos los mismos helados artesanales que en la de La Ribera, igual que los granizados fabricados diariamente", explica Héctor Verdú. En el mostrador, adorado ya por niños y mayores de San Javier, ofrece sabores tradicionales, pero también otros innovadores, como los de plátano al chocolate con nueces, de ron con pasas, o los nuevos sabores de 'Oreo' y de 'Cream Chips Ahoy'.
La familia Verdú inició su historia en el Mar Menor desde un quiosco frente a la playa de La Ribera, a donde acudían las familias a comprar cucuruchos de vainilla y chocolate, los tradicionales polos y los casi olvidados 'chambis'. Se instalaron después en el amplio establecimiento en el paseo marítimo, cuya terraza se convierte cada verano en uno de los alicientes de los turistas.
Con el nuevo local de la plaza de España, La Jijonenca contribuye a la dinamización del centro de San Javier, que cuenta cada vez con más afluencia de público desde que comenzaron a funcionar bares restaurantes como Los López y La Grajuela, además del pionero El Nenico.
En la foto principal, la familia Verdú. Sobre estas líneas, dos generaciones de heladeros, Héctor y su padre Enrique, en el nuevo mostrador de San Javier.
Los abuelos de Héctor Verdú en el quiosco situado frente a la playa de La Ribera. Al fondo se puede ver toda una retrospectiva del pasiaje costero, repleto de balnearios y coches de la época, con el Club Náutico actual ya al fondo.
