A Raúl se lo han llevado las olas, como sus amigos piensan que él hubiera querido. La playa del Galúa ha sido escenario esta mañana, sábado, 23 de noviembre, de un funeral surfero en recuerdo del joven cartagenero Raúl Martínez-Illescas Ramos, fallecido recientemente por las complicaciones de una operación a la que se había sometido por la dolencia cardíaca que padecía desde pequeño. Sus amigos y familiares, conmocionados por la pérdida del joven de 21 años, han acudido a la costa de La Manga para decirle adiós, como se ve en las fotos de José Luis Espinosa.
Más de trescuentas personas se han congregado en la orilla de la playa del Galúa, en La Manga, uno de los lugares favoritos de Raúl para surfear. El aviso por las redes sociales ha funcionado por encima de las expectativas de los compañeros de Raúl, que querían hacerle un homenaje en el que se demostrara el cariño que La Manga guardará a este amante del mar y de los deportes náuticos. Desde la orilla, han despedido al joven, mientras sus más cercanos amigos han creado un círculo dentro del mar Mediterráneo. Los padres de Raúl han dejado que sean dos amigos íntimos de su hijo quienes, desde el centro del círculo de surferos, arrojen al mar las cenizas. Ha sido el momento de mayor emoción, cuando los dos jóvenes han tenido que hacer lo que nunca hubieran imaginado: dejar a su amigo para siempre entre las olas.
"Le encantaba surfear en la playa de Galúa, en Calblanque y en Portman", cuenta uno de sus más cercanos amigos, Diego Conesa. Sobre la personalidad de este joven, que ha dejado una huella imborrable entre los jóvenes surferos y entre numerosos vecinos de La Manga, su amigo comenta que "era muy vitalista. Sabía que tenía un problema y nunca se puso limitaciones. Era muy bueno en todo lo que hacía". A los amigos les ha emocionado especialmente "que los padres hayan dejado que dos compañeros dejen las cenizas en el mar". Diego cree que "sus padres han sido fundamentales para hacer que Raúl apreciara la vida a pesar de su problema".
